ADIÓS A LA CASA BLANCA COMPLUTENSE Parte II
Vuelvo a compartir las últimas novedades sobre estas edificaciones a las que ya dediqué una publicación anterior cuando se conoció la noticia de su inminente derribo.
En el primer texto decía que «esta enorme finca, sus muros y edificios eran un signo de identidad de la que fuera antigua carretera de Meco, y que si se protegiera el paisaje en la ciudad complutense como se protege el patrimonio de su casco histórico, habría que hacerlo con estos edificios también. Se desconoce casi todo de ellos. Fueron levantados en los años 40 del siglo pasado, por tanto tienen más de 80 años, y según dicen los más ancianos, durante un tiempo fueron vivienda particular y albergaron un burdel».
La noticia sobre la demolición se conoció en plena canícula veraniega cuando el Grupo en Defensa del Patrimonio Complutense informó sobre su inminente derribo, a lo que el consistorio contestó en un comunicado que «en cumplimiento de la legislación vigente» su concejalía de Urbanismo tenía «la obligación legal de otorgar dicha licencia», debido a que «ninguna de estas edificaciones tenía algún tipo de protección o catalogación desde el punto de vista del patrimonio histórico. No estaba catalogada en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), ni en el avance del PGOU».
Perplejos, a los ciudadanos de a pie se nos ocurren preguntas que son de sentido común: ¿por qué edificaciones de los años 40 no tienen ningún tipo de protección, saltando a la vista la singularidad de las mismas?, o ¿por qué en nombre de la legalidad todo vale?, o ¿por qué se ha firmado esta demolición en pleno periodo vacacional?
Para tratar de detener su derribo, el pasado 13 de agosto a las 13:00 h se produjo una protesta civil convocada por la Avv Ciudad del Aire, apoyados por la Federación de Avv de Alcalá, la Avv El Val, Avv VUC-CIS, Avv Dulcinea, Avv Colonia Primo de Rivera, FCAVAH, IEECC, Ecologistas en Acción, por el propio Grupo en Defensa del Patrimonio Complutense, Amigos de los árboles, y a los que se han sumado otras asociaciones como Pensionistas Complutenses, y yo misma.
El lema escrito en la pancarta decía «Finca Casa Blanca» = Patrimonio de Alcalá» y «No a la demolición, busquen otra solución», el cual suscribo, así como las palabras del portavoz convocante de la Avv Ciudad del aire, Antonio Sánchez Conde, que dijo lo más obvio:»…si no conservamos algo tan singular como estas construcciones no sabremos el valor que tendrán en el futuro», y reclamaba: «…ante tal desamparo, queremos hacer notar nuestro desacuerdo con esa decisión y solicitar una reflexión de los poderes públicos y los promotores para que mantengan las edificaciones singulares de Casa Blanca y les den un uso compatible como por ejemplo un restaurante, club social, etc.»
Cualquier uso que las mantenga en su lugar, y no se continúe borrando vestigios del paisaje urbano original de la antigua carretera de Meco, que ya bastante se ha empobrecido visualmente con las mega construcciones modernas que todos tenemos en mente.
Finalmente se cumplieron todos los pronósticos, y a principios del mes de septiembre comenzaron las obras de demolición de la Casa Blanca. En pocos meses, donde estaban los bellos edificios y el resto de la finca se habrán levantado construcciones cuya única belleza está en el nombre del residencial, «Casablanca», ahora sí, como el título de la película dirigida por Michael Curtiz en 1942.
La primera señal de que Casa Blanca ya es historia reciente de Alcalá la encontramos en el buscador de internet, donde el primer resultado que daba la noticia de su próxima demolición ha dado paso a otro de la empresa responsable anunciando la venta de viviendas. Dudo mucho que dentro de ochenta años, edad de las construcciones derribadas, las nuevas viviendas que se levanten sean tan gratas a la vista como era Casa Blanca.
Al parecer lo más valioso que tenían los edificios demolidos no eran sus rejas, ni las tejas de colores de su cubierta, ni las vigas de madera que asomaban bajo el alero del tejado, ni sus numerosos detalles decorativos, ni siquiera los pinos que destacaban por encima de los muros, que también han desaparecido del paisaje, ni la envidiable blancura de las tapias impolutas que cercaban su perímetro, increíblemente libres de grafitis, eran los recuerdos de quienes los conocimos, y de ahí que mostráramos nuestro desacuerdo con esa testimonial protesta que consistió en abrazar sus paredes blancas. Voces y brazos que no fueron suficientes ni para cambiar su destino ni para abarcar su perímetro. Ejemplo palpable del interés que despierta tanto en los administradores como en los administrados el tema de la conservación de cualquier tipo de patrimonio, menos aún el paisajístico.
Textos e imágenes de Complumiradas.