Extraordinario concierto el que realizó la Orquesta de la Universidad de Alcalá en la capilla de San Ildefonso el pasado sábado, dirigida magistralmente por Pablo Gastaminza que con su dirección y la simpatía que le caracteriza nos hizo poner en pie agradecidos por tan brillante interpretación.
Para este tradicional Concierto de Primavera, bajo el título de «Las otras sinfonías», el director había seleccionado obras para orquesta de cuerdas -los instrumentos de viento siguen «confinados»-, cuyo nexo de unión es denominarse como «sinfonías», aunque no forman parte del género propiamente dicho. Se trata de unas pequeñas piezas musicales compuestas por dos jovencísimos W. A. Mozart y B. Britten, a los dieciséis y veinte años respectivamente, aderezadas con dos piezas cortas de B. Marini y E. Grieg.
De ellos esbozó el director unos interesantísimos datos biográficos, con ese estilo tan cercano que le caracteriza, que las contextualizaron arrancando merecidos aplausos. Ni siquiera el pequeño contratiempo de tener que tocar de pie la mayor parte de los músicos y sin tarima el propio director por problemas de espacio en la preparación del escenario restó lo más mínimo en la magnífica interpretación.
Había muchas ganas tras dos años sin conciertos en directo (a causa del COVID-19 en 2020 fue cancelado y en 2021 fue grabado para emitirlo en YouTube), y este fue un renacimiento por todo lo alto, incluida la selección del espacio donde tuvo lugar, la magnífica capilla de San Ildefonso.
Fue construida entre 1500 y 1520 como capilla universitaria del Colegio Mayor de San Ildefonso, origen de la Universidad de Alcalá, en el solar contiguo siguiendo trazas de Pedro Gumiel, arquitecto de la Universidad, y bajo la dirección de Pedro de Villaroel. De planta rectangular, con una sola nave y presbiterio de mayor altura cubiertas por artesonado mudéjar de madera policromada. En su interior destacan además de las yeserías platerescas que lo ornamentan y el citado artesonado mudéjar, el sepulcro vacío del fundador de la Universidad, el Cardenal Cisneros, joya del renacimiento español obra de Domenico Fanchelli y Bartolomé Ordoñez realizado entre 1599 y 1601.
En sus ocho capillas menores laterales también fueron enterrados los profesores más eminentes de la Universidad de Alcalá entre los que se encuentran el propio arquitecto de la capilla, Pedro Gumiel, el gramático Antonio de Nebrija y el médico de Felipe II, Francisco Vallés, «El Divino».
El retablo renacentista data de finales del siglo XVI se atribuye a Ambrosio de Bengoechea y fue instalado aquí por la Dirección General de Bellas Artes durante su restauración de 1959/60 procedente de la iglesia parroquial de Quintanilla de Onésimo (Valladolid) derruida en la década de los años 50. Está presidido por una imagen de San Ildefonso en su hornacina central.
Texto e imágenes de @complumiradas
Leído por Ana Araujo Organizadora Profesional (@anaaraujo.organizer)