



VISITA AL PARQUE ARQUEOLÓGICO DE COMPLUTUM PARTE II
Junto a la basílica se levantaron sucesivamente en el tiempo dos termas públicas. Las llamadas termas norte, las más antiguas del siglo I d.C., y las termas sur, más modernas, del siglo III d.C., y más pequeñas. En ambos casos son edificios rectangulares con una organización lineal. La entrada se efectuaba por su extremo norte y desde allí se iban pasando a los distintos ambientes: frigidarium, tepidarium y caldarium. Su disposición lineal se relaciona con el modo que tenían los romanos de tomar los baños que iniciaban en el frigidarium de agua fría, después pasaban al tepidarium de agua tibia y, finalmente, terminaban en el caldarium de agua caliente
Al lado de éstos encontramos una zona comercial porticada que marca el límite meridional de la plaza del foro, el Pórtico Sur, y el mercado o macellum que era un pequeño edificio cuadrangular con un patio central rodeado por puestos de venta (tabernae) y tiendas-talleres (officinae). Se sabe que una de las tiendas/talleres perteneció a un pintor y mosaicista por los restos aparecidos en la excavación como pigmentos para preparar pinturas y restos del corte de teselas. Todos los puestos eran del mismo tamaño. Se derribó a finales del siglo III d.C. y se convirtió en una plaza abierta, que mantuvo su función comercial con puestos de madera móviles de los que han quedado las huellas de los postes. Estas zonas comerciales porticadas de los foros aglutinaban los servicios más especializados y de mayor coste económico, pintores, sastres, peluqueros, banqueros o joyeros. En esta época, el mercado pertenecía a los propietarios de la Casa de los Grifos, con la que lindaba por el Oeste.
Las termas norte fueron amortizadas a finales del siglo III d.C. transformándose en un nuevo edificio administrativo, la curia, donde se reunían los magistrados del Senado o la asamblea local. Se construyó también un corredor de acceso, criptopórtico, que albergaba en la parte superior una nueva zona administrativa. Era una galería semisubterránea abovedada que se asentaba sobre el acueducto que abastecía de agua anteriormente a las termas norte y a la fuente pública, y que quedó sepultado bajo los cimientos del nuevo edificio. Su función fue dotar de un nuevo espacio público a la ciudad y servir de base para la construcción de la gran fachada monumental de la curia. Se construyó en opus caementicium (mortero similar al actual hormigón), y contaba con una bóveda rebajada y un suelo de opus spicatum (pavimento cerámico colocado con forma de espiga) que actualmente está reconstruido. Junto a éstos, en el siglo I d.C. también se levantó un cuadripórtico. Arquitectónicamente hablando, era un edificio compuesto por cuatro corredores porticados que rodean un espacio abierto y que solía formar parte de otro edificio, como un teatro, y tenía la función de zona de descanso o reunión de la población. En este caso se desconoce su función y la reforma posterior le restó uno de sus lados.
El templo fechado en la segunda mitad del siglo IV d.C., es el último edificio público levantado en Complutum. Probablemente dedicado al culto imperial, cuenta con una pequeña cella, en la que se encontraba la escultura de la divinidad a la que estuviese dedicado, y enfrente una plataforma de opus testaceum (aparejo de ladrillos) que soportaría el ara, el altar donde se llevaban a cabo los sacrificios y ofrendas.
Entre los restos arqueológicos merece una mención especial el conocido como Paredón del Milagro, un ejemplo clarísimo de la relación existente entre religión, tradición y arqueología, de gran importancia en la historia de Alcalá. Como formaba parte de la fachada septentrional de las termas norte data, al igual que éstas, de la primera mitad del siglo I d.C., y cuando dos siglos después, las termas, anexionadas a la basílica civil, se convirtieron en una curia, el paredón se transformó en la fachada de otro edificio, esta vez dedicado a tareas de gobierno y administración de justicia. Su conservación, a pesar de ser uno de los restos arqueológicos que siempre han estado a la vista, se debe a que la tradición sitúa en este muro el martirio de los Santos Niños Justo y Pastor, mártires cristianos complutenses que habrían muerto en Complutum hacia el año 303 d.C., condenados por las autoridades durante la persecución cristiana decretada por el emperador Diocleciano.
En 1968 todavía se conservaban vestigios del culto religioso ante este Paredón, que tenían su origen en los ritos cristianos en honor a los Santos Niños que databan del siglo XVII, aunque sólo conservaba una parte de la enorme fachada original. En esa fecha el entonces propietario de los terrenos, Esteban Múgica, levantó una pequeña ermita de hormigón y ladrillo, la desaparecida ermita de los Santos Niños, para resguardar lo poco que quedaba del monumento, en constante deterioro. Ante él, muchos vecinos de los nuevos barrios de Alcalá disfrutaron entonces de los servicios de la Iglesia, se casaron y bautizaron a sus hijos hasta que en 1998 cesó todo tipo de culto católico, y el monumento y el templo comenzaron a sufrir el abandono. En 2008, se acordó demolerlo para poder integrar el Paredón del Milagro al resto del yacimiento arqueológico al que pertenecía, poniéndose fin así a los casi cuarenta y cinco años de historia de la ermita.
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