La partida de bautismo de Miguel de Cervantes
Un año más el pasado 9 de octubre el libro que contiene la partida de bautismo original de Miguel de Cervantes salió del Ayuntamiento custodiada por maceros para que todo el que quisiera pudiera contemplarla en la cercana Capilla del Oidor, donde se encuentra, reconstruida, la pila bautismal en la que fue cristianado el escritor. Allí permaneció a la vista del público durante dos horas tras las cuales volvió a su lugar de custodia junto a los seis tomos de la Biblia Políglota Complutense de Cisneros, los dos tesoros bibliográficos que atesora el Ayuntamiento.
Desde que apareció en el s. XVIII el documento en que se apoya la alcalainidad de Cervantes, éste ha sido protagonista de algunos episodios que merecen la pena mencionarse en esta Semana Cervantina, declarada fiesta de Interés Turístico Nacional en 2018.
En el año 2015, el médico e historiador Emilio Maganto Pavón publicaba el libro “La partida de bautismo de Miguel de Cervantes y sus detractores”, ampliación del prólogo de un trabajo anterior, “Reivindicación de la auténtica investigación biográfica de Miguel de Cervantes”, en la que tiró por tierra todas las teorías que ponían en duda que Alcalá fuera la verdadera cuna de Miguel de Cervantes.
Entre otras muchas cuestiones explicaba el doctor Maganto las circunstancias que envolvieron el descubrimiento de la partida de bautismo de Miguel de Cervantes en 1752, gracias a las investigaciones del bibliotecario real Juan de Iriarte y a las del fraile benedictino Martín Sarmiento, que la localizaron en el primer libro de bautismos de la iglesia de Santa María la Mayor de Alcalá. Un año después se dio a conocer públicamente su descubrimiento por Agustín Montiano y Luyando.
Sin embargo, por aquel entonces apareció en la localidad manchega de Alcázar de San Juan una partida de bautismo de otro Miguel de Cervantes Saavedra, nacido en 1558, lo que provocó una polémica que cuestionaba la ubicación de la auténtica cuna de Cervantes y su fecha de nacimiento, abriéndose una disputa desde entonces sobre cual de las dos partidas correspondería al escritor.
Tras el intento de Alcázar de San Juan de desacreditar la partida bautismal complutense, desde finales del s. XVIII otras poblaciones se han postulado como posibles lugares de nacimiento de Cervantes, y han intentado, por ejemplo, probar el origen sanabrés o judeoconverso del escritor sin aportar documento alguno que así lo demostrara.
El debate en el que intervino hasta la Academia Española quedó resuelto a favor del acta bautismal alcalaína después de haberse demostrado con documentos y nuevos argumentos de tipo iconográfico y paleográfico que el acta era auténtica y que Alcalá fue el lugar indiscutible del nacimiento de Miguel de Cervantes.
La conclusión del estudio del profesor Maganto confirmaba que los alegatos de los detractores para desacreditar el documento alcalaíno apenas han variado durante los dos últimos siglos, siendo de una pobreza argumental tan evidente que salvo que aparezcan papeles nuevos, la legitimidad de la partida de bautismo alcalaína de Miguel de Cervantes continuará sin poder ser puesta en duda.
En el libro de bautismos que se pudo contemplar el pasado día 9 están recogidos los días en que fueron bautizados Miguel de Cervantes y también cuatro de sus hermanos: Andrés (12 de diciembre de 1543), Andrea (24 de noviembre de 1544), Luisa (25 de agosto de 1546) y Rodrigo (23 de junio de 1550). Y el día del bautismo del escritor, el 9 de octubre de 1547, según el calendario juliano, que fue domingo, y cuya ceremonia ofició el “reverendo señor bachiller Serrano”.

Libro de Bautismo de Cervantes – Foto de Vicente Fernández
El archivo y la biblioteca de la Iglesia de Santa María la Mayor donde fue bautizado Cervantes fueron destruidos por un incendio en julio de 1936. A excepción de este libro de bautismos que fue salvado por el párroco de la iglesia, don César Manero Zaro, un sacerdote nacido en Borja que hacia 1920 había accedido a la plaza de párroco de esta iglesia complutense mediante concurso, procedente de otra parroquia de Torrejón de Ardoz. En el ejercicio de su ministerio se había ganado el afecto de sus feligreses que lo consideraban un cura “llanote y campechano”.
Anticipándose a la destrucción del templo y antes de que fuera asesinado en agosto de 1936, tenía 61 años, sacó del archivo parroquial el valioso libro donde estaba inscrita la fe de bautismo de Cervantes y se lo entregó a un feligrés y amigo de plena confianza para que lo escondiera. Gracias a este gesto Alcalá conserva el documento principal que demuestra que Alcalá es el lugar de nacimiento del Príncipe de los Ingenios.
Juan Raboso San Emeterio, el feligrés elegido por el sacerdote, ocultó el libro en varios lugares, pero temiendo ser descubierto, contactó con otro vecino, Francisco del Río Ortega, hojalatero de profesión que regentaba una fontanería-hojalatería, y entre todos acordaron guardarlo en una caja metálica de galletas que selló el hojalatero mediante soldadura y escondió Raboso en su casa, en el pozo que tenían, a media altura en un recoveco que formaba el revestimiento de piedras del interior del mismo, una casa muy particular pues linda con el corral de comedias y tiene dos ventanas que dan al escenario del teatro.
En esta casa de la calle Cerrajeros 8, estuvo escondido el libro de bautismo hasta que años después de acabada la Guerra Civil, lo entregaron al nuevo ayuntamiento de la ciudad.
Según el historiador local Vicente Fernández, con anterioridad el libro había estado oculto durante un tiempo en otro pozo situado en el patio de la casa número 3 de la calle Ramón y Cajal. Muy cerca de la anterior.
Precisamente en 2015, mismo año de edición de la obra del doctor Maganto Pavón con que abría esta publicación, se presentaba en el Ayuntamiento complutense una moción de Izquierda Unida para que la ciudad de Alcalá reconociera la heroica actuación del párroco y de estos vecinos ejemplares de Alcalá. Lo que condujo a que en abril 2017 se descubriera una placa en el número 8 de la calle Cerrajeros, recordando el lugar donde permaneció oculta la partida de bautismo de Miguel de Cervantes e identificando a aquellos valerosos paisanos que contribuyeron a proteger un legado fundamental para la ciudad.
Como anécdota decir que solo en una ocasión ha salido de Alcalá el libro de bautismos. Fue en 1892, para participar en la Exposición histórico-europea en conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento de América que tuvo lugar en la BNE.
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