LA ANTIGUA CALLE DEL TORIL LLEVA EL NOMBRE DEL ALCALAÍNO BUSTAMANTE DE LA CÁMARA Esta publicación, al igual que las anteriores, pretende dar a conocer a los personajes históricos que aparecen en el callejero complutense. En el voluminoso listado de ilustres estudiantes complutenses abundan los de medicina, y se da la circunstancia de que son los profesionales más cualificados y reconocidos en la Europa renacentista. Alguno de ellos eran complutenses de nacimiento y realizaron su actividad en la misma Universidad como catedráticos, en destacadas instituciones e incluso al servicio de las casas reales, habiendo pasado a los libros de historia de la medicina por sus aportaciones. Este es el caso de Juan Bustamante de la Cámara, alcalaíno que fue estudiante de Medicina en la Universidad de Alcalá entre mediados del siglo XVI y principios del XVII y que después, como muchos otros brillantes alumnos, se hizo con una cátedra y permaneció en ella como docente. Pero dejaré su semblanza para el final. La antigua calle del Toril se llama Bustamante de la Cámara desde 1862. Es una de las calles que llevan al colegio Mayor de san Ildefonso que, como toda la manzana, perteneció a dicho colegio hasta las desamortizaciones del siglo XIX. Tiene 54 metros de longitud, siendo de las más cortas que podemos encontrar en el casco histórico, nada si la comparamos con los casi cuatrocientos metros que tiene la calle Mayor. Aunque esta vía en sí no posee ningún edificio destacado, hay que mencionar que uno de sus lados está ocupado al completo por la fachada lateral de la Oficina de Correos. En un extremo tiene la entrada al edificio y en el otro lo que para algunos podría tener cierto interés. Un buzón con cabeza de león de bronce incrustado en el muro. Minúsculo elemento decorativo en este edificio tan enorme, que rompe la sobriedad de la fachada con uno de los modelos más artísticos de entre todos los buzones que Correos ha ideado para recoger las cartas, y que se da la circunstancia de que Alcalá lo posee por cumplir con dos de los tres requisitos que se requieren para que correos instale uno en un municipio. Ser capital de provincia, ciudad importante o ser ciudad Patrimonio de la Humanidad. Alcalá no es capital de provincia, pero su importancia a todos los niveles es incuestionable. Y, por supuesto, es ciudad Patrimonio de la Humanidad. Este modelo de buzón es el vestigio más refinado al que evolucionaron los primitivos buzones que se hacían en los muros de las sucursales, y que se describía en una de las primeras ordenanzas de Correos del año 1762 como sigue: “…agujero o reja, en todas las Hijuelas o Veredas, por donde se echen las cartas, sin que se pueda recibir en mano…”, y que nacieron como un lugar que inspirara confianza a los usuarios, que fuera seguro y donde no hubiera que esperar a que te recogieran la correspondencia en mano. Hay que tener en cuenta que entonces eran pocos los que sabían escribir y cuando lo hacían era por motivos importantes. Luego vendrían otros modelos hasta llegar a los buzones a pie de calle. Antes de que se levantara el sobrio y funcional edificio de Correos, el solar lo ocupaba otro edificio en cuya planta baja se creó, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930), el Casino de Clases del Ejército, para militares que no hubieran alcanzado la graduación de oficial. Este Casino vino a complementar los otros dos centros recreativos ya existentes en la plaza de Cervantes desde el s. XIX y que frecuentaban la alta sociedad complutense: el Círculo de Contribuyentes y el Casino Militar. Al desaparecer el Casino de Clases del Ejército la casa fue transformada en hotel, el Hotel Ulm, cuyo uso se mantuvo hasta bien entrada la segunda mitad del siglo pasado, como se ve en la fotografía de 1962 que hizo de esta calle el fotógrafo alcalaíno que retrató en aquellos años cada rincón de Alcalá, Baldomero Perdigón (1938-2019). Después se derribó para construir el actual edificio de Correos. Pero sigamos con la calle. Decía que no tiene más encanto que ese león de bronce, y una casa cerrada justo en la acera opuesta, de incierta solera y necesitada de mantenimiento a la vista de las plantas que crecen sobre sus tejas, lo que contrasta con la frialdad del edificio vecino. Curiosamente esta calle tan céntrica, sin más atractivo que esos dos elementos citados, comunica dos plazas en las que se concentran algunos monumentos y edificios que han hecho de ellas paradas obligadas en cualquier ruta guiada que recorra el casco histórico de las muchas que se hacen para explicar la rica historia complutense. Estas son, la plaza de San Diego, donde se encuentra la fachada monumental, y reconocida joya del renacimiento español, del colegio Mayor de San Ildefonso. Cuya belleza artística impediría apreciar la del resto de edificios colindantes, en el caso de que estuvieran a su altura: el cuartel del Príncipe, el colegio Menor de san Pedro y san Pablo o el convento de san Diego. La otra plaza es la de Cervantes, antigua plaza Mayor que fue históricamente del mercado y hasta hizo de coso taurino antes de convertirse en un lugar muy transitado por los hechos históricos más recientes. Prueba de ello es que en el subsuelo se encuentra uno de los cuatro refugios antiaéreos que se construyeron en Alcalá durante la Guerra Civil. Y por su superficie, de tierra primero y enlosada después, han dejado huellas las milicias, los clérigos, los deportistas, los músicos, los feriantes, los pregoneros, etc. En fin, ha sido el punto de reunión y el patio de recreo de las generaciones de alcalaínos que nos han precedido. Precisamente cuando la plaza de Cervantes era la plaza del Coso -y así fue hasta que se abrió la primera plaza permanente en 1840- se celebraban en ella festejos taurinos que se programaban con motivo de acontecimientos importantes como eran las visitas de monarcas y arzobispos de Toledo, o la celebración del Domingo de Quincuagésima -o de Carnaval-. Y en esta calle Bustamante de la Cámara, los historiadores sitúan el corral donde esperaban las reses antes de ser lidiadas. De ahí que su nombre anterior fuera calle del Toril. Y por último, la semblanza del personaje. Desde el inicio de la actividad académica universitaria, Cisneros incorporó la enseñanza de la Medicina en sus aulas, y así lo dejó plasmado en las constituciones de 1510 donde se regulan los estudios de Medicina que hasta entonces no estaban reconocidos legalmente. Durante los 132 años de actividad de esta facultad universitaria en Alcalá, desde 1508 hasta el curso de 1640-41, llegaron a obtener, según los archivos, el título profesional de bachiller en medicina 1.524 alumnos, de los que 261 culminaron su carrera con el título de doctor en Medicina. Uno de aquellos estudiantes fue Juan Bustamante de la Cámara que obtuvo el título de bachiller en Medicina en 1575, la licenciatura en 1579 y un año después, el doctorado. En 1586 accedió a la cátedra de Prima de Medicina, o principal de la Universidad de Alcalá, ocupándola de forma ininterrumpida hasta 1605. Sucedió en ella al gran médico Francisco Valles “el Divino” (1524-1592), y como éste, también fue médico de Felipe II. Asimismo estudió Filosofía llegando a ser catedrático. Además, Iohannis Busthamantini Camaerensis fue un eminente naturalista y uno de los mayores expertos en lengua hebrea de su tiempo, siendo sus interpretaciones las más fieles del texto hebraico de las Sagradas Escrituras. Suyos son un Tratado sobre el Antiguo Testamento y varios discursos en latín. Destacó por ser uno de los pioneros en el estudio de la zoología en España, y dejó escritas algunas obras de gran importancia y valor científico como “De Animantibus Scripturae Sacrae”, sobre los animales que aparecen en la Biblia, y “De animantibus Scripturae Sacrae reptilibus”. Ésta muy singular por ser la única obra escrita en esa época sobre las serpientes que aparecen en el texto bíblico. Ambos editados en la imprenta de Juan Gracián en Alcalá en 1595 y Lyon 1620. @complumiradas