Adiós a la churrería CIBELES, reencarnación del bar HERRERO
La Churrería Cibeles es otro escenario de la vida común y corriente de los complutenses que ha desaparecido ante sus ojos. Y no es que cerrara la churrería y ya vendrá otro a ocupar el local, no. En este caso el barrio ha perdido la churrería y Alcalá otro edificio insignificante, sin más valor que el inmobiliario, como en muchos otros casos, pero con un valor sentimental que merece un recuerdo.
“Cerramos el local de la c/ Talamanca, 29 por derribo del edificio. Muchas gracias por su fidelidad durante estos 27 años en el barrio”. Así se anunciaba el pasado febrero en redes sociales para confirmar su derribo el pasado mes de julio.
Doble pena porque desaparece la churrería y también el que para cada vez menos alcalaínos seguía siendo el edificio donde estuvo el Bar Herrero, tan mítico para los más mayores como mítica era la churrería para los más jóvenes, que unos y otros han utilizado el mismo adjetivo para referirse a ambos negocios al conocer la noticia del derribo.
La chocolatería abrió en 1996, y en casi treinta años se había ganado el calificativo muy merecidamente por muchas razones, solo hay que leer los comentarios de los clientes, ni un reproche. Pero, además, era lugar de encuentro por su inmejorable situación, uno de los cruces más transitados del centro urbano.
Adiós al punto de reunión de los jóvenes asiduos a la discoteca vecina y de los feligreses a la salida de misa de la parroquia de Santiago Apóstol; al paso obligado para llegar al curro, a la estación, y a otros sitios; al chocolate de madrugada antes de volver a casa, especialmente la de año nuevo, ésa en la que se hermanan todas las churrerías de España para que los más disfrutones comiencen el año con el estómago calentito; al chocolate con churros de las tardes invernales o a la salida presurosa en su busca para comerlos en casa. Adiós a todo eso, que diría el autor de “Yo, Claudio”, y para siempre.
Y también al Bar Herrero que ocupó ese mismo edificio más de treinta años después de haber hecho parroquia frente a la mismísima Puerta de Madrid, según me cuenta el Hijo Adoptivo de Alcalá, Ramón del Olmo, que ha sido testigo de cómo han ido cambiando los barrios más antiguos, y ha convivido, generación tras generación, con sus habitantes, llegando a relacionarse con todos como si fueran parientes.
De nuevo hay que acudir a la mirada inquieta de Baldomero Perdigón (1938-2019), que no se dejó ningún rincón de Alcalá sin retratar, y que también fotografió en 1962 esa esquina que forman las calles Daoiz y Velarde y Talamanca.
La esquina de Valen, como se llamaba popularmente por el nombre del dueño del bar Herrero, Valeriano, que estuvo en la esquina desde 1956 hasta 1996 en la que fue traspasado a la churrería Cibeles, según nos cuenta el hijo José Luis Hega. Una foto que habla de la nostalgia de aquella Alcalá que necesitaba de todo.
El éxito de la churrería no ha impedido que algunos alcalaínos de la misma quinta aún lo recuerden, y que a pesar de los años transcurridos sigan mencionando su nombre como si lo estuvieran viendo, cuando te quieren indicar una dirección. Así lo he conocido yo, de escuchárselo nombrar a los mayores. Y como ejemplo aquí va un comentario dejado en las redes sociales:
“En los años 1972-77, mi niño de 50 años acompañaba a su “agüelito” a tomar un “chismin” cuando venía desde León a visitarnos en el Parque del Àngel y de paso a ver los toros de la Feria de San Isidro.
¡Al Bar Herrero, hala!”
Es obvio que sigue muy presente en la memoria de quienes lo frecuentaron. Faltando el edificio ya no será tan fácil evocarlo, ya que no creo que los apartamentos que están proyectados recuerden ni por asomo a la churrería ni al bar.
Pero no todo va a ser malo. Los excelentes churros que hacían en la Churrería Cibeles continuarán haciéndose en otro local que tienen en la calle Hans de Sevilla, un poco más lejos sí, pero allí los incondicionales podrán consolarse saboreando el mismo chocolate con churros.
@complumiradas
2 Comentarios
Muchas gracias por la corrección, modificado. Feliz día!
El bar Herrero no era del titular Valentín (como en el texto se menciona/ si no de ” Valeriano Herrero “